Presentación y Prólogo del Léxico de la Región Prebética

PRESENTACIÓN

Este libro sobre el Léxico de la Región Prebética del profesor Idáñez de Aguilar, es fruto de una labor hoy poco habitual basada en la realización de estudios de campo que recopilan in situ el lenguaje cotidiano de los hablantes en pueblos, aldeas y alquerías.

Región Prebética situada en el área de influencia murciana, que, a pesar de su existencia contrastada desde la antigüedad ha estado histórica y geográficamente oscurecida, y a la que no se ha prestado la atención que su condición y patrimonio cultural requerían. Región formada por los pueblos que rodean la región murciana por el oeste que en largos periodos estuvieron comprendidos en el reino de Murcia, y que hoy continúan formando parte de su personalidad cultural.

La obra ofrece un gran caudal de materiales léxicos que por una parte compendia los fondos léxicos de impronta murciana que se usan en la región, y al propio tiempo ofrece una visión del panorama que presenta la expansión del léxico murciano por los límites occidentales, determinando los lugares hasta donde alcanza el uso del lenguaje murciano en las provincias de Jaén, Granad y buena parte de Almería.

En este sentido el estudio ahonda en un mejor conocimiento del habla de nuestra región, enriqueciendo los fondos lingüísticos de Murcia y sirviendo de guía para el conocimiento de la geografía del dominio lingüístico murciano y de los hablantes que emplean los murcianismos en su vida ordinaria.

La inclusión de este libro en el catálogo de publicaciones de la Universidad murciana es muy aconsejable, porque su contenido acredita con datos directos el carácter regional del lenguaje murciano y su área de expansión por el poniente, ahondando en la lexicografía de la Región de Murcia.
]osé Antonio Cobacho
Rector de la Universidad de Murcia

Marzo 2014






PRÓLOGO

Este denso repertorio léxico que Alejandro Faustino Idáñez pone en mis manos, recogido en los confines del lenguaje andaluz y del murciano, es continuación de aquel otro trabajo que dio lugar a su Vocabulario del nordeste andaluz. El habla de la Sierras de Segura y de Cazorla, que tanta información nos ha brindado a quienes vivimos muy alejados de esta encrucijada lingüística. No es, por tanto, la primera vez que el autor me deja sólo ante un tesoro descubierto por él aunque lo haya hecho, una vez más, con el alivio de proporcionarme una guía con la que moverme por el cruce de caminos -es la primera acepción que tiene esta palabra en el diccionario académico- que es esa Área Prebética, a la que pertenece una parte del nordeste de Jaén, el suroeste de Albacete, el noroeste de Murcia y el norte de Granada y Almería, y .   Se trata de una original demarcación territorial poco usual en los estudios lingüísticos, que responde a los rasgos culturales comunes que presentan las citadas comarcas, conformando un espacio de singular interés que se superpone a las fronteras administrativas de provincias y regiones.

Con esta guía me he podido orientar sin dificultad por entre todas esas palabras que pertenecen a una realidad que, como todas, no es químicamente pura.

Ahí tenemos las horcas de cebollas (que para muchos son ristras), que aparecen en el Lazarillo (es la comida con que el mezquino clérigo alimenta a Lázaro en dosis homeopáticas), cuyo uso me constaba en la provincia de Guadalajara y en el campo de Cuenca y ahora compruebo que llega, según el mapa 23 de este libro, mas hacia el sur. Si podemos extender al sur algunas voces que parecían
propias de Castilla la Nueva, también podemos hacerlo con otras de Aragón, como ocurre con ababol 'amapola' (mapa 2), o del catalán, como esclate 'golpe seco' v esclatear 'estallar' en el noroeste murciano (mapas 18 y 42). Del mismo modo que encontramos palabras o variantes suyas, que son en la actualidad peculiares del área suroriental del español, como es el caso de crilla 'patata' (mapa 71) o de oliva 'aceituna' (mapa 93) o de almostrá 'ambuesta' (mapa 20).

No es de extrañar que varias voces de Murcia (y es una bendición contar para esta región con los trabajos de Gómez Ortín, tan bien aprovechados en este libro) se lleguen hasta Andalucía, como parella (mapa 50), que sube hasta el campo de Montiel. Tengo la impresión de que ese espojar 'crecer’ (mapa 21) que se cita en el norte de este rincón prebético, igual que pugar , se relaciona' con el cat. pujar, por más que no se pueda olvidar que tuvo también un uso razonable en el español antiguo. No ha de sorprenderse el lector por la permeabilidad que muestran las hablas que confluyen en este espacio, pues en él, como en todos, no existen fronteras capaces de impedir la libre circulación de las palabras; no lo consigue ni siquiera la actitud purista de muchos de los hablantes.

Pero las hablas están abiertas a otras libertades, debidas a la alta dosis de creatividad de que las dotamos para expresar, por ejemplo, que un día está nublado (mapa7) de maneras tan variadas -sin entrar en matices- como que está: arrugao, atascao, borrascoso, borrosco, cerrao, encapaotao, encalmao, enborregao, embozao, nublao, nublizo, tarañoso, tartrañoso, tatatañino, entarañao, ¡amagoso, pardo, pardico, suspenso, telarañoso, tolobero, toloberano, tordo, tosco, toscuzo, zaradío, zarañao, zorruno, zurrano, zurronao enzurrunao, zarrapatoso, zurraposo, zorollo, zorullenco, zurullenco, zorrusco, zurrascoso, zumagoso,.. Libertad que nos muestra que el uso rural no es residual del urbano. Hay vida, mucha vida, fuera de la ciudad, pues en el campo los hablantes son también capaces de dar vueltas y más vueltas a las palabras, actuando con ellas dentro de los moldes de la más refinada de las retóricas. Mezclan de ese modo vocablos de distintos ámbitos (véase a este respecto el mapa 9, referente a 'mirlo'), o propician las interferencias fonéticas entre ellos, o se apoyan en recursos como la antífrasis (cf. avisao o agudo  para ’tonto’), la metáfora (que explica que para 'extenuado', 'envejecido, se recurra a esgonzao, escuadernao, escuajao, esrabillao o a escortezao, mapa 38) o simplemente estrujan a fondo las posibilidades polisémicas de las voces para hacerlas expresivas, como ocurre con la manera de expresar la torpeza (mapa 37).

El conocimiento del autor del medio físico y humano le han permitido mostrar el verdadero sentido con que se usan las palabras en esta área regional y explicamos la realidad que designan: basta para comprobarlo con dirigirse al mapa 13, referente al calzado campesino o al 29, sobre las pesas y medidas o al 99, en que se muestra el aprovechamiento que se hace del hueso y de la piel de las aceitunas. Incluso se acerca a la dimensión histórica del léxico asegurándonos que algo se empleó en el pasado y ya no se emplea o que es propio de las personas mayores o completa lo que conoce de viva voz con lo que ha leído, detectando usos ya periclitados en la  lengua común, como alifafao ,’achacoso’ incolia 'incuria', pindongo, pindonguero  ‘alborotador'. No sorprende que con su discernimiento se atreva a hacer correcciones al diccionario académico, tan acertadas como ese jámila cuya acentuación es a todas luces errónea.

De este modo el autor escribe la crónica de la manera de hablar de un dominio lingüístico tan variado y extenso. Y lo hace basándose en unas encuestas amplias que no se limitan a las habituales que utilizan los Atlas Lingüísticos, sino que informan de campos del mundo material e inmaterial que abarcan al ser humano, con su ambiente doméstico, sus dolencias y problemas, y llegan hasta las ocupaciones, las herramientas, los enseres y cosas de su vida cotidiana, los campos y cultivos, las plantas y animales, con una especial atención al olivo y al monte y las tareas forestales. No se deja de lado el mundo interior de los hablantes para llegar observar el mundo de las nociones en conceptos como vuelta-rodeo, traza o curvatura; abundancia, exceso, montón de cosas, aglomeración; aprovecharse, desentenderse. El autor atiende también los recursos lingüisticos de que se sirven los hablantes para la creación, composición o sufijación de vocablos y la utilización de préstamos (arabismos, aragonesismos, catalanismos o levantinismos).

Todo este material, ensamblado en las diferentes partes del territorio, se presenta situando primero las palabras de mayor arraigo en mapas que dan cuenta de su expansión en este espacio; desglosando después, dentro del texto, las voces más significativas recolectadas en cada uno de los municipios; y terminando por ordenar alfabéticamente, al final de cada apartado, los vocablos examinados.

Para lograr sus objetivos el autor ha hecho un trabajo riguroso hoy poco habitual. Y lo ha hecho además encajando peculiaridades, contradicciones y modalidades que surgen a cada paso de los variados usos de los hablantes. Precisamente por esa cuidadosa búsqueda del uso de las palabras, tenemos aquí tres que ponen a prueba las ideas previas que tengo, por venir siendo de otra área peninsular muy distante de esta, la del antiguo Reino de León. Ciertamente no me puede sorprender arambol  (vid. mapas 19 y 20) empleado para 'rodeo, vuelta' en Jaén y Granada, que el autor del libro extiende (incluso con datos escritos) en el espacio y en sus significados por esta zona Prebética y completa además con derivados como arambolado, arambolada; existe también en Palencia y Valladolid en el sentido de 'balaustrada de una escalera'. Es esta una situación que no me coge por sorpresa cuando en las áreas extremas de un amplio espacio se acogen palabras que en el pasado ocuparon espacios mucho más amplios. Sí me ha extrañado, en cambio, encontrarme en el área occidental de este territorio (mapa 66) con un olga que por lo que yo sé se trata de un celtismo restringido a León y a la parte más occidental de Castilla, que me deja perplejo, al no poder suponer cómo ha podido aparecer por aquí.

Buena está la perplejidad como acicate para tratar de avanzar en el conocimiento de una realidad abierta a nuevas interpretaciones. Estoy seguro de que quien se acerque a este libro no se conformará con ojearlo, sino que lo leerá como una novela cuyos personajes son las palabras. Escondida en sus pliegues late nuestra propia vida, que debiera animarnos a sacar del desván de la lengua tantas y tantas voces, como muchas que aparecen en este libro, que están esperando a que nos apropiemos de ellas. Aflora además en el libro la riqueza léxica de esta Región Prebética para muchos desconocida, que por su situación geográfica en los confines de Castilla y la región murciana, recibió en su seno todo un arsenal de materiales lingüísticos de procedencias muy diversas que sus hablantes fueron asimilando, en el que también el léxico murciano imprime un sello muy particular. Por su exploración y conocimiento del dominio lingüístico y de sus espacios fronterizos, Alejandro Faustino ha sido capaz de trazar, en la vaguedad que conlleva el uso oral de las hablas, unas cuantas isoglosas muy precisas y útiles para enmarcar en el espacio los límites del lenguaje murciano y del andaluz.

Es este uno de los muchos envites de la obra, consecuente con un trabajo minucioso y tenaz del autor, que ha indagado sobre el terreno a lo largo de varios años para rescatar buena parte del caudal de la cultura popular y el valor histórico del lenguaje de sus hablantes.

José A. Pascual
Vicedirector de la Real Academia Española de la Lengua

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